Persiste estigma, prejuicio y discriminación hacia personas que viven con VIH

Gerardo Valdivieso Parada

Juchitán, Oax.- Cuando Andrés acudió al hospital con un acompañante para recibir tratamiento para convivir con el VIH, tanto su amigo como él se sintieron muy incómodos, cuando la recepcionista, no tuvo el tacto al notificar al médico que venía “el paciente con VIH” ante la fila de personas que esperaban turno en la recepción.
El estigma entre la población como la falta de sensibilidad del personal de salud sigue igual que hace décadas en torno a las personas que viven con el VIH y que sufren los prejuicios de la sociedad y hasta discriminación, por ejemplo cuando acuden a solicitar empleo y se les pide dar a conocer si son seropositivos.
Cuando Andrés fue notificado que tenía VIH luego de asegurarse de hacerle dos pruebas con diferentes marcas de reactivos para equivocarse en el diagnóstico, no dudo un momento de contarselo a su familia: a sus padres y hermanos.
“Son los que realmente me importan, lo que piensen los demás de mí no me importa” dice cuando en una fiesta con familiares comunicó que convivía con el virus y la reacción de sus parientes fue casi trágica y de reproches.
Reconoce que tuvo -antes de conocer los resultados de que era seropositivo- muchas relaciones sexuales de riesgo, sexo sin condón o “a pelo” y resultado de esa falta de protección adquirió el virus.
Con 35 años de edad y al entrar al mundo del VIH se sorprende que cada día personas más jóvenes y hasta adolescentes contraigan el virus por no querer usar el preservativo, con todo y que existen campañas de concientización y que los condones se pueden adquirir de forma gratuita los jóvenes son renuentes a utilizarlo.
Agradece que existan centros como el Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS) que además de realizar las pruebas te entrega un tratamiento definitivo para que al ir al hospital o los centros médico del IMSS o el ISSSTE ya no se pierda tiempo en realizar nuevamente estos procedimientos y sólo se le suministren los retrovirales.
También se siente afortunado que con el adelanto de los tratamientos ya no se les receten los “cocteles” de pastillas que producen una serie efectos secundarios como mareos y actualmente se reduzca a una pastilla diaria.
Lamentó que aún cuando existen los centros CAPASITS y tratamientos gratuitos para personas que adquieren el VIH, existan todavía registros de decesos por efectos del SIDA, cuando por miedo no se hagan la prueba y por pena y negación no se recurra a recibir un tratamiento.