Recuerdo que tuve una infancia que no me gustó cuando empecé a ver el medio donde crecía, mis padres bebían alcohol y nunca pensaron en el mal ejemplo que nos daban. A mi alrededor habían vecinos que tenían problemas con el alcohol y como consecuencia también familiares. No entendía porque mis padres se embriagaban de esa manera, yo juraba que cuando fuera mayor de edad nunca bebería alcohol y empecé a sentir odio por esa bebida. De niño, cuando realizaban las festividades del barrio donde vivía, empecé a tomar las sobras que quedaban en las botellas de cerveza, me parecía divertido imitar lo que mis padres hacían. Con el tiempo empecé a ver lo que el alcohol ocasionaba en mi familia, mi papá le pegaba a mi mamá, en una ocasión la defendí pegándole a mi padre con una madera. Recuerdo que mi padre llevaba a gente desconocida a la casa a tomar y él gastaba todo el dinero que ganaba en su negocio. Empecé a sentir mucho rencor hacia mi papá, al grado de desearle la muerte y avergonzarme de ellos.
A los trece años sentí la necesidad de embriagarme y lo hice; las primeras borracheras fueron en la secundaria, saliendo de clases nos íbamos mis compañeros y yo a la cantina cerca de ahí, era divertido. Después empecé a sentir una necesidad de estar borracho y al entrar a la preparatoria, mi forma de beber empeoró por tener una novia a distancia, por la que me sentía inferior y porque no estaba a mi lado. Por mi manera de beber a veces despertaba en mi casa en el suelo y sucio y lo peor no recordaba nada de lo que había pasado. Traté en muchas ocasiones de no embriagarme con el alcohol y para eso tomaba aceite y analgésicos y también busqué ayuda a curanderos, pero no me sentí bien y cada vez mi alcoholismo empeoraba. En una ocasión mi papá me pidió ir a cobrar un dinero y me dijo que me quedara con la mitad y lo ocupé para tomar alcohol en la feria del pueblo, donde estuve a punto de perder la vida por defender a un primo de un pleito que tuvo con una persona y que por fortuna pude escaparme e irme a otro estado a seguir bebiendo. En una ocasión, por haber bebido mucho tiempo por una decepción amorosa me internaron, donde el doctor ya no quiso ponerle más droga al suero que me aplicaban, aunque yo se lo pidiera. Tuve tratamiento psiquiátrico y combinaba las pastillas con el alcohol y por eso en varias ocasiones me internaron por mi problema del alcoholismo. Hoy me doy cuenta que bebía alcohol para llenar ese vacío y soledad que había en mí ahora también me doy cuenta que varias veces me internaron por mi problema del alcoholismo.
Hoy en el Movimiento Buena Voluntad 24 Horas de Neuróticos Anónimos, he entendido esa vida ingobernable y sin sentido que llevaba. Mi enfermedad del alcoholismo se ha detenido gracias a la terapia.
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