Gerardo Valdivieso Parada
Juchitán, Oax.- Cuando se le pregunta a Oscar Cazorla la “matriarca de las intrépidas” si se vestiría con ropas de mujer como la mayoría de las jóvenes muxes contesta sin pensarlo mucho “si tuviera la oportunidad de tener un cuerpazo yo lo haría, pero ahorita, antes ¿dónde? Con la pena de la gente, la censura de la sociedad”.
Hace 43 años los muxe’s no eran bien vistos y eso que antes no se vestían con ropas de mujer se arremangaban sus playeras y se maquillaban la cara, con esas características apenas los veía la policía platicar dos de ellas en la calle inmediatamente eran arrestadas y llevadas a la cárcel municipal.
“Éramos perseguidos por la policía si nos reuníamos con varias locas venía la razzia, la policía y vámonos a correr; todo eso nos llevó a refugiarnos en el pueblo de Comitancillo. Nestor Santiago nos invitó hacíamos fiestas allá en donde llegaban de Matías Romero de Salina Cruz por eso lo cuento desde ese tiempo los 43 años”.
Pero la apertura de la fiesta de las Auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro a la sociedad juchiteca coincidió con la inversión del entonces joven empresario con la apertura del primer salón de fiestas en la ciudad en 1980.
La apertura de la fiesta a los vecinos y parientes de las intrépidas coincidió con la novedad del salón , coincidió el éxito del nuevo negocio con la vela de las intrépidas, la gente quería conocer cómo era el novedoso salón de fiestas y los shows travestis de los muxes. Todl fue un éxito, recuerda Cazorla ahora con 68 años de edad.
“Tenía el espacio y tenía la posibilidad de invitar a todos los mampos, mis papás nunca me
Cazorla quiso aclarar la historia de que en las invitaciones se apareciera la frase en la admisión a la dijeron nada y no porque fuera negocio, sino por mí, por mí gusto de hacer mi fiesta. La sociedad nos aceptó por eso cada año se hacía mejor”.vela del “riguroso cartón” de cerveza. El primer año en el salón a la media noche ya se habían acabado las cervezas, lo que se repitió el segundo año, al tercero para evitar que entrarán los amigos de las propias socias sin la cooperación del cartón se impuso que ningún varón entrara sin un cartón en el hombro.
Ahora con el ejemplo de las intrépidas existen velas muxes en casi todas los pueblos del Istmo, en las capitales de otros estados como Oaxaca y la ciudad México. Incluso en los Estados Unidos en donde una vela muxe se celebra en los Ángeles California, en donde uno de los fundadores de las Intrépidas lo realiza cada año.
Luego de ser reina y socia de la vela de las intrépidas Osiris de Gyvés originario de Ixtepec a la vez que se encarga de la vela en Los Ángeles sigue siendo socia de la intrépidas manteniendo su “puesto” la que atiende uno de sus hermanos, detalla Oscar Cazorla.
Personaje de varios documentales sobre los muxes que abordaron su vida, Cazorla considera que no sufrió discriminación por su forma de ser, “mi mamá me adoró, me quiso mucho” recuerda. En cuánto a su papá reconoce que lo quiso a su manera muy particular y que volcó su atwnción mas en sus hermanas, por lo que su vida con sus padres “viví una vida tranquila”.
A 43 años de esta vela su principal fundador reconoce que en la vela se gasta mucho sólo en los grupos musicales se gasta arriba de 300 mil pesos, miles de pesos cuesta la limpieza del lugar por dos días de fiesta, gastos que realizan la mayordoma, la reina, funcionarios y plliticos principalmente priistas contribuyen con los gastos de la vela, porque las intrépidas tienen orígenes priistas, dice con orgullo el empresario.
Cuenta que para la vela se venden en la entrada 5 mil cartones, se dispone de seis mil sillas que no alcanzan pues una gran parte disfrutan de la fiesta de pie por lo que calcula que se reunen entre 8 mil y 10 mil personas a la fiesta mas importante de los muxes.
Los visitantes llegan de otras ciudades del mundo como Japón, pero el grueso de los visitantes vienen de la ciudad de Oaxaca y después de la ciudad de México, Veracruz, Campeche, “de todos lados” dice sonriente el empresario que a pesar que con el sismo se afectaron todas sus casas y no funcionan todavía ninguno de sus negocios agradece el estar vivo “y vivir todavía en la farandula”.
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