Gerardo Valdivieso Parada
Juchitán, Oax.- La poeta juchiteca Rocío González, había sobrevivido a un tumor en la cabeza la que le fue extirpado hace cinco años, antes de ser operada le dijo al cirujano que si ello implicaba dejarla sin habla o sin poder escribir era mejor dejarla morir, de esa experiencia escribió el poemario “Neurología 211”.
El pasado miércoles la merecedora del Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa, luego de recibir homenajes de sus amigos en la ciudad de México y en la capital del estado, sucumbió ante el cancer a la que se enfrentó con valentía y humor, según informaron sus cercanos.
Hija del empresario Rafael Gonzalez Román, Rocío González Lopez Lena, pasó gran parte de su niñez en Ciudad Ixtepec en donde gracias a la influenecia de su hermano Amadeo se hizo aficionada a la literatura.
Desde muy joven contaba que la muerte se mantuvo junto a ella, siendo muy jóven murió su joven pareja la que la orilló a refugiarse en la poesía, su primer poemario fue editado por la Casa de la Cultura de Juchitán, dirigido por el poeta Macario Matus uno de sus primeros impulsores.
La poeta recuerda acudir a la Casa de la Cultura en los tiempos álgidos de la lucha política cuando veía en las paredes consignas contra su padre que era dueño de varias empresas cuyos trabajadores asesoraba la COCEI.
Luego de la muerte de su padre tuvo que enfrentar la muerte de su hermano mas querido, el complice de lecturas tempranas, Amadeo, el suceso estuvo envuelto en una crisis en el seno de su familia, que la marcó para siempre.
La poeta emigró a la ciudad de Oaxaca en donde la localizó el pintor Delfino Marcial Cerqueda para mostrarle una serie de sus poemas publicado en la página cultural del Noticias, una grato recuerdo mencionaba a ver sus primero poemas publicados.
La joven juchiteca realizó estudios en Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filososofía y Letras de la UNAM, la que siguió hasta lograr un doctorado en Literatura Latinoamericana.
Fue profesora dio clasess de primaria en la Simone de Beauvoir en Juchitán en los 90 del siglo pasado y al final de su vida fue catedrática en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
Reconocida por poetas como Víctor Terán como “la mejor poeta juchiteca en lengua castellana” ganó el el premio de poesía Benemérito de las Américas que otorga la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca en 1998, por su libro Las ocho casas.
Publicó varios libros de poesía y ensayo el mas reciente muestra su preocupación e interés por el zapoteco “Literatura zapoteca, ¿resistencia o entropía?” hace un análisis de la lengua de sus ancestros y contemporáneos.
Su deceso causó una gran consternación en la comunidad cultural, sobre todo en los jóvenes que admiraban su poesía que este jueves le realizaron una lectura colectiva en algunos puntos de la ciudad.
La poeta fue cremada este jueves en la ciudad de México, en la víspera fue velada en la funeraria Gayosso en la Colonia Roma cerca de su última residencia, le sobrevive su único hijo Óllin.
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