Cultura

La Fábrica de Hilados y Tejidos La Soledad se rescató para dar vida al CaSa

● La arquitecta Claudina López Morales cuenta en entrevista su
experiencia de trabajar en la restauración de este centro de artes
fundado por el artista Francisco Toledo
“La antigua Fábrica de Hilados y Tejidos La Soledad era un edificio muy bien
construido, y se hizo en una etapa en donde el lugar, San Agustín, Etla, estaba muy
lejos. La gente sí pensaba en la estética, en cómo se iba a ver, no era nada más
que fuera funcional”, platicó en entrevista la arquitecta Claudina López Morales
quien estuvo a cargo de la obra de restauración del Centro de las Artes de San
Agustín (CaSa).
Agregó que la construcción de la fábrica fue muy pensada, “un edificio muy
cuidado, con canales para que los muros no fueran a humedecerse. Era una obra
monumental, con una gran infraestructura”.
En el año 2000 López Morales inició, en colaboración con el artista Francisco
Toledo, la restauración del CaSa, la arquitecta contó que lo que le importaba era
que el edificio luciera como era: “a veces los arquitectos somos muy dados a poner
algo para que se noté que ahí estuvo uno, este tipo de obras tienen que ser
respetuosas de lo que estás haciendo, no tratar de modificarlo. Así que nada más
se rescató”.
El 21 de marzo de 2006 la antigua fábrica abrió como el Centro de las Artes de San
Agustín, el primer centro ecológico en América Latina, que en los últimos 15 años
ha sido un referente en la educación artística.
El primer acercamiento que la arquitecta tuvo con el espacio fue de niña en un
paseo escolar, “me acuerdo sobre todo del segundo piso, con todas las máquinas y
la gente trabajando, entraba una luz que me recordó a las casas antiguas. Años
después regresé porque nos dijeron que la estaban vendiendo y le comentamos al
maestro Toledo, fuimos con él. En un principio no quería comprarla, pero junto
con el gobernador se acordó la compra. El maestro puso el 40% y el gobierno del
estado el 60% de la compra”.
Durante el proceso de restauración, el artista Francisco Toledo pensó en varios
usos para el espacio, desde la sede del Archivo general del estado de Oaxaca hasta
un museo textil. López Morales mencionó que probablemente Toledo desde el
principio pensó en que fuera un centro de artes, porque él quería hacer una
escuela de este tipo en el ex convento de Santo Domingo de Guzmán.
“Cuando empecé a restaurar no teníamos destino, fue solamente trabajar en
muros, techos, no hicimos nada de instalaciones, no tocamos el piso, porque por
ahí iba a ir toda la instalación dependiendo de lo que fuera a ser el lugar”, expresó
López Morales.
Para la arquitecta uno de los retos de esta obra fue ahorrar lo más posible para
que pudieran terminar, “todo lo que podíamos reutilizar se reutilizó, por ejemplo,
había mucho metal por todos lados, los recogimos y lo usamos para pintar la
fachada. Pintamos primero con cal y encima pusimos la mezcla que salió del metal
con el agua, por eso tiene un tono amarillo que no cambia, no es un colorante, es
el óxido, en lo que se podía ahorrábamos lo más posible para que alcanzara el
presupuesto”.
Otro de los detalles del CaSa son los espejos de agua, la arquitecta Claudina López
dijo que tenían pensado hacer un homenaje al agua para que las personas se den
cuenta que la fábrica trabajó gracias al agua y a la gravedad.
“Un día estaba haciendo otras cosas en el CaSa, de repente había agua tirada, vi el
reflejo y dije: se necesita poner un gran espejo de agua. En realidad no se
necesitaba mucha agua para reflejar la parte central donde está la Caldera.
Muchos se preguntan por qué gastamos tanta agua en los espejos, pero el agua
vuelve a regresar a su origen, nada más la desviamos un poco, es un poco como el
homenaje al agua, para que te des cuenta que ese lugar trabajó gracias al agua y a
la gravedad”.
Actualmente el CaSa cuenta con una planta de tratamiento de aguas residuales
que sirve para reciclar el agua, se construyó para continuar con el cuidado del
medio ambiente.
A 15 años de haber abierto, el CaSa sorprende por sus instalaciones, una antigua
fábrica que volvió a recobrar su esplendor. El artista Francisco Toledo estuvo en
todo momento pendiente del desarrollo de la restauración, aportó ideas y sus
intervenciones arquitectónicas se pueden apreciar en el espacio, una vez
convertido en centro de artes, guió diversos proyectos culturales y educativos.

Publicaciones relacionadas

Your reaction

NICE
SAD
FUNNY
OMG
WTF
WOW
Botón volver arriba