Región

Espejismo en la esperanza eólica y añoranza en la cárcel

Abel Toledo Gómez

Como cuando se pierde uno en el desierto más grande del planeta, castigado por el rigor del poderoso sol, en lo único y último que piensa el ser humano, es un vaso de agua para calmar su sed y apaciguar su alma; así se sintieron los trece jóvenes campesinos en la primera noche que pasaron en la cárcel de Tehuantepec. Pero no era el agua en lo que pensaban y añoraban¸ sino, en los tiempos pasados, cuando vivían sus padres, aquellos hombres que amaron tanto sus tierras , aquellos hombres que en sus existencias terrenales dieron muestras de dignidad y honestidad dentro de sus pobrezas. Con unas gotas de lágrimas brotando de sus ojos, Pedro, atrapó en su mente los días en que de niño, a temprana hora, viajaba con su padre en una carreta con dirección a su ranchito, ubicado por el lado oriente de Juchitán, como yendo hacia La Ventosa. Mientras recorrían lentamente la distancia para llegar a su destino, Pedro recuerda bien los consejos de su padre acerca de las querencias y los esfuerzos para mantener vivo el ranchito, porque ha representado la humilde herencia en varias generaciones de la familia campesina.
El hermano menor de Pedro, quien también se encontraba detenido, acusado al igual que todos los demás, por el delito de haber retado a los poderosos extranjeros dueños de las multimillonarias empresas eólicas, al ver que su hermano ya no podía expresar palabras por la tristeza y su estado depresivo, intervino en la plática para decir que, antes de la llegada de los inversionistas extranjeros, los campesinos podían entrar y salir de sus terrenos, todos los momentos que quisieran, ahora, las entradas a lo que fueran los senderos carreteros, están cerrados con puertas metálicas, con vigilancia las veinticuatro horas y, con órdenes de detener y poner a la disposición de la policía , a los que se atrevan a cruzar la entrada y adentrarse a sus propios terrenos, sin la previa autorización de los dueños o administradores serviles de las empresas…Como cambiaron las cosas, dijo el joven campesino, ahora, ya no tenemos la libertad de entrar en nuestras tierras, nos fuimos con las fintas…nos engañaron los empresarios, nos engañaron las autoridades, nos engañaron algunos dueños de terrenos pagados por los empresarios para convencernos de entregar nuestras tierras.
Pedro, ya más tranquilo, con los ojos fijos en el infinito, habló de los tiempos cuando estudiaba en el Politécnico, quería ser ingeniero mecánico, pero la situación económica truncó sus aspiraciones, y se regresó a Juchitán, para ayudar a su papa en el campo y en el cuidado de unas vaquitas. Habría y cerraba sus manos para mirar una y otra vez los callos que toda mano campesina refleja. Les dijo a los demás prisioneros, que los engañaron los medios de comunicación pagadas para mentir, las voces de autoridades municipales, estatales y federales,..nos dijeron que las empresas eólicas serían factores para detonar el desarrollo económico en el istmo y la base para el progreso deseado; pero ya ven, compañeros, si estas empresas se niegan a pagarnos lo que a derecho nos corresponde, que por cierto no son gran cosa, si se comparan con los millones de dólares y de euros que obtienen de utilidades, que se puede esperar para Las comunidades istmeñas o para Juchitán…Son mas de mil doscientos de aerogeneradores instalados en terrenos campesinos, y son miles de millones de dólares y euros los que ganan los empresarios extranjeros, pero de esa derrama económica que pregonaban, no hay nada; indudablemente que, algunos presidentes municipales, se conforman con unas canchas deportivas rascuaches, unas callecitas pavimentadas, unas comidas, convivios y mayordomías, y paso de billetes por debajo del agua, pero de que se diga que las empresas eólicas son símbolos de progreso, es una soberana mentira. Pero lo triste de esto, compañeros..dijo Pedro, es que todavía hay gente de Juchitán que sigue creyendo en lo que nosotros ya conocemos como un mero espejismo.
El más pequeño de todos los campesinos detenidos, Juanito, no intervenía en la plática, porque no tenía mucho que comentar, era un muchachito, serio, no sabía leer ni escribir, pero finalmente se decidió a opinar, y dijo,..miren compañeros, lo que nos está pasando, es una muestra de lo que les puede pasar en el futuro a todos los dueños de tierras rentadas a las empresas, que se atrevan a exigirle a estas malas gentes, lo que por ley les corresponde, y seguramente no habrá quien los defienda y apoye, cuando caigan a la cárcel,..aquí estamos, ..nuestros padres fueron los que integraron el sector campesino de la cocei, en sus inicios, ahora, donde están los dirigentes coceistas para defendernos y defender las tierras de Juchitán…todos está callados..el dinero los volvió mudos, cobardes, cómplices ingratos.
Para dejarlos en libertad, los obligaron a no demandar lo que originó sus protestas, quedaron libres después de dos días de tristeza añoranza en la cárcel. Si tan solo hubieran atendido los consejos de sus padres, si tan solo no los engañaran, si tan solo se hubieran dado cuenta que todo fue un espejismo. Las empresas eólicas, llegaron para quedarse eternamente, sus dueños, los capataces y sus aliados, las autoridades estatales, federales y municipales, les ganaran las risas, mientras ven a la gente de El Espinal, Unión Hidalgo, Ingenio Santo Domingo, Ixtaltepec y Juchitán , humillados y sometidos por poderoso extranjeros…
YA SON MAS DE CINCO AÑOS DESDE QUE LLEGARON Y SE INSTALARON, AHORA, ¿DÓNDE ESTÁN EL DESARROLLO ECONÓMICO Y PROGRESO PROMETIDOS PARA LOS PUEBLOS DEL ISTMO?,,,¿DÓNDE ESTÁN?.

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