Gerardo Valdivieso Parada
Juchitán, Oax.- Ese jueves del 27 de septiembre de 2017, cuando Aracely López Baltazar jefe de enfermeras en el turno de la noche del Hospital General Macedonio Benítez Fuentes, entró a su trabajo no imaginaría que éste sería el turno mas terrible de su vida.
Esa noche recuerda que se había recibido a una paciente con trabajo de parto, que por estar lleno el área de nonatos se le iba a canalizar a otro hospital, por el bien del recién nacido.
A las 11 horas con 50 minutos empezó a temblar primero de forma leve y luego se tornó estrepitosa reportó la enfermera, salió de su departamento de enfermería a la puerta de emergencias que estaba cerrada, a lo que tuvo que permitir que un familiar de uno de los pacientes rompiera la puerta de cristal con un bote de basura para que pudieran salir.
La enfermera se regresó al área de ginecología y pediatría encontrándose en el pasillo a sus compañeras enfermeras Gabriela López y una pasante, además a Edith Ruiz, Ricarda Pérez e Isabel Sánchez cada una con un recién nacido en brazos, inmediatamente se ordenó la evacuación del lugar.
Al seguir su recorrido detectó un tremendo olor a gas en el área de cocina. Un familiar le pidió ayuda para sacar a un paciente que no podía caminar por lo que la enfermera junto con el familiar bajaron al paciente con el colchón y lo arrastraron hasta el estacionamiento.
En el estacionamiento se encontró con la doctora Yaly Acosta Gómez con un bebé en brazos y con el rostro de angustia le confió con un dejo de culpa: “dejé a mis hijos solos” como buscando un consuelo, y la enfermera que también es una joven mamá la consoló: “doctora, yo también dejé a mis hijas solas” recordó.
Entre lágrimas la doctora también le dio palabras de ánimo: “Dios nos recompensará” a lo que tuvo razón, rememoró, pues al tener tiempo de regresar a sus casas todos sus familiares se encontraban bien.
Debido al caos que causó el terremoto la enfermera halló a la paciente que tenía trabajo de parto debajo de un árbol tirada entre cristales, su acompañante la había dejado para acudir a su casa a ver como estaban el resto de sus hijos.
La mayoría de los pacientes estaban en el estacionamiento pero el olor insoportable a gas llegaba hasta ahí, por lo que la jefe de enfermeras tomó la decisión de que se trasladarán hasta un campo baldío casi enfrente del hospital.
La enfermera acudió sacar a los últimos pacientes y personal del hospital como los médicos que en ese momento le practicaban una cesárea a una paciente.
Los trabajadores del hospital tuvieron que ingeniárselas para atender a los pacientes que ya estaban y los que llegaban, en el caso de la paciente con trabajo de parto se tuvo que habilitar una ambulancia y ahí nació un bebé que vino al mundo después de un terremoto.
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