Juchitán, Oax.- Cuando los campesinos realizan quemas de sus terrenos enmontados algunas veces afectan las madrigueras de los armadillos, que suelen morir junto con sus retoños, pero generalmente se les caza ya que se ha convertido en un alimento muy solicitado en la mesa de los zapotecos.
Aunque no es tan solicitado en los desayunos como la iguana negra, el armadillo es una especie protegida que se caza cada día con mas regularidad ya que es parte de la dieta de los zapotecos de la región del istmo.
Generalmente se le cocina en los hornos de tortillas dentro de su caparazón aderezado con bastante ajo y limón, además de achiote y sal, su carne es una delicia para el paladar, pero esta afición por su carne está empezando a acabar con la especie.
La caza del armadillo está considerada como parte del comercio ilegal de fauna que presentan escasa o nula vigilancia de autoridades locales o federales. Muchos pueblos cumplen un papel en el tráfico, porque sirven como centros de abastecimiento y transportación de animales en peligro de extinción, en el caso de este mamífero.
El mercado de Juchitán ya es considerado como ejemplo del desmedido incremento de las actividades comerciales que se ha venido dando con ejemplares de vida silvestre, que inició como tráfico menor, pero que al paso del tiempo se ha venido transformando, a tal grado que en la actualidad comienza a tener características muy similares a las del mercado de Sonora, en la Ciudad de México, han señalado estudios y autoridades.
El biólogo, Eduardo Martínez Noriega, integrante del Foro Ecológico Juchiteco, considera que el tráfico de el armadillo se da de forma local, al contrario de la iguana cuya demanda hace que su tráfico venga de los estados vecinos, con el armadillo no se ha llegado a ese extremo.
Considera que los armadillos se siguen cazando en la región en zonas en donde tiene su hábitat como la zona de los palmares en Unión Hidalgo.
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