Gerardo Valdivieso Parada
Unión Hidalgo, Oax.- En esta comunidad se demostró que la mayoría no siempre tiene la razón y que el sentido común y la inteligencia salen triunfando gracias a la persistencia y entereza, prueba de ello es que luego de cinco años de lucha incansable el proyecto eólico Gunaa Sicarú que quería imponer en la población la empresa transnacional Electricidad de Francia (EDF) ha sido cancelado de forma definitiva por la CFE según ha dado a conocer el juzgado en donde los activistas y la organización ProDESC llevaban una lucha legal.
Irregular desde sus inicios aun cuando se quiso aparentar legalidad con la implementación de una consulta indígena, que en su estreno en Juchitán demostró que como ejercicio democrático es un fraude, ya que la empresa había arreglado todo con los dueños de las tierras para apartarlas por lo que la consulta quedaba invalidada al no ser previa.
Los comuneros y comuneras y los integrantes de las organizaciones civiles tuvieron que enfrentar no sólo a ambos socios empresa y arrendatarios sino también al gobierno municipal, estatal y federal convencidos del “desarrollo económico” que conlleva una inversión millonaria.
Los activistas no sólo sufrieron amenazas, atentados contra su vida, en las reuniones que llamaron sus organizadores asambleas del proceso de consulta indígena, los contados defensores de la tierra recibieron una andanada de insultos y acallados por una mayoría interesada por el pago de sus tierras y el futuro empleo.
La pequeña comunidad de Unión Hidalgo está rodeada de parques eólicos, que no solo han atentando contra su medio ambiente, amenazando sus reservas ecológicas e incluso impidiendo su crecimiento poblacional, pocos lo han visto, la mayoría ciega por la promesa de dinero: “prefieren sacrificar lo trascendente por lo urgente” dijera alguna vez el científico y político Heberto Castillo.
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