Jaime López Cosme
El pasado 7 de Septiembre se cumplieron 4 años de aquella noche trágica, nunca antes vivida en ésta región istmeña. El terremoto de más de 8 grados que devastó este pueblo Istmeño, donde como siempre los mas vivales se repartieron las tarjetas entregadas por el gobierno federal, para los damnificados. Sin embargo a cuatro años de esta tragedia, existen familias que no recibieron ni el primer apoyo, mucho menos el segundo. Se sabe que estos recursos fueron desviados a los bolsillos de los vivales encargados de entregar dichos apoyos. Sin pensar siquiera en la necesidad del pueblo que confía tanto en sus autoridades. A tan cierta distancia, nuevamente la muerte azota a nuestro pueblo, un virus llamado COVID-19, quien ha cobrado mas victimas que el mismo terremoto, ya que el terremoto devastó casi en su totalidad los hogares de las familias. En esta ocasión son a los seres queridos de muchas familias, llenando de tristezas las vidas de la población. No cabe duda que la naturaleza está cobrando todo lo que la humanidad le dio tiempo atrás, dejando a su paso tristeza y desolación. La ayuda no llega a los hogares, las familias estamos solos. Las instituciones no tienen lo necesario para cubrir dichas necesidades. Las instituciones al servicio de la salud están dejando solo a la población, porque no sólo existe la enfermedad del Covid, existen muchas enfermedades que necesitan operaciones, las cuales estas instituciones que reciben mensualmente el pago de los derechohabientes, están cubriendo dichos gastos sin que estas, cubran dichos gastos. Pero las instituciones no están en quiebra ni por el terremoto mucho menos por el covid, es por la corrupción de varios sexenios en el país y no se diga en el nuestro pobre estado. Mientras los corruptos están ahorita viviendo en la opulencia y encerrados por toda su vida sin trabaja, mientras que el pueblo sufre las graves consecuencias del devastador terremoto y esta pandemia juntos.
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