Seccion del editor

Texto leído en la presentación de «La noche de tus letras» en Galería Gubidxa

Tenía ocho años cuando leí el poemario erótico “Se cancela por olvido” de Alejandro Cruz Martínez, que mañana cumplirá un año más de su muerte en una calle de Tehuantepec;  y tenía diez años cuando llegaron a mis manos los originales de “La noche de tus muslos” de Macario Matus. Ambos los leí cuando llegaban las hojas escritas a máquina enrollados al taller de mi padre y tenía que leerlos de nuevo para detectar errores en la tipografía, las releía al revés cuando regresaba a sus cajas letra por letra los tipos movibles luego de haber sido impresas. Las hojeaba de nuevo cuando las páginas sobrantes se desperdigaban en la mesa de trabajo o las recogía del piso.

En mi inocencia de niño recorrí aquellas líneas como una excursión por las montañas, ríos, lagos, del cuerpo que recorrían, que conquistaban los dos poetas que conocí de niño, aunque no me provocaba nada la palabra sexo tantas veces mencionada, me eran inasibles los muslos, la noche y no tenía olfato ante tanto olor convocado en aquellos poemas.

El epígrafe seleccionado por Alejandro de un poema del poeta Hernán Lavín Cerda en “Se cancela por olvido” se me quedó grabado por un tiempo y provocó que me sorprendieran riendo solo al recordarlo, lo cito:

“llegó con el calzón en la mano

Y me pidió que le mordiera la cintura

Después del hilo de sangre

Me dijo ¿dónde está el alma?

.

Recuerdo otro poemario elaborado en el taller de impresos Cheguigo: “Deidad en escultura” de Alfredo Cardona Peña, en donde aparece un poema dedicado a un joven juchiteco que el poeta celebra su primer poemario “Biulu”. Mantengo todavía el plaquette que le editara la casa de la cultura oaxaqueña “Juchitán en el tiempo” en donde empecé a reconocer mi pueblo y mi barrio, el panteón miércoles santo en donde los muertos saltaban de tumba en tumba para librarse del ruido de los visitantes en nabaana’.

Tengo varios recuerdos de Macario como director de la Casa de la Cultura, fueron días luminosos y noches cálidas, era muy divertido, pienso ahora que me cautivaba su calidad de mimo, sus manos nunca estaban quietas.

Coincidí con él, lamento que hayan sido contadas veces, en la cantina Salón Palacio. Recuerdo especialmente un centro cultural llamado La Pirámide en una serie de actividades culturales organizados por estudiantes juchitecos radicados en la capital, en donde la encargada del recinto le aplicó al poeta una técnica marcial creo que llamada “caída flotante”, azotando al erotómano empedernido contra el piso en castigo por haberle metido mano. Pero también atestigüé su gran sensibilidad cuando un actor de Cheguigo escenificó un poema de Gabriel López Chiñas en donde el poeta lloraba sin pudor.

Uno agradece esta selección de poemas de los distintos poemarios de Macario, porque los que conocen su obra en su mayoría no cuentan con la totalidad de los poemarios que se citan aquí, y esta antología  nos ofrece un panorama de lo que escribió a lo largo de su vida empezando con sus poemas dedicadas a Juchitán, a sus mártires, a sus dioses y finalmente sus poemas eróticos desde La noche de tus muslos, Canción de Eros o Lemura.

En su madurez, contadas veces coincidí con Macario sobrio: era un hombre serio, silencioso, que a diferencia de cuando estaba bajo el efecto de las copas que hablaba de cosas banales, en la sobriedad mostraba un profundo conocimiento de literatura, de poetas y poesía.

Curiosamente me contó Víctor Cata que en una de sus últimos recitales, se negó a leer su poesía erótica “porque había niños”, no sabía qué hace treinta ocho años ya había un niño tímido que se refugiaba en sus primeros poemas eróticos.

 

Gerardo Valdivieso Parada

 

Septiembre de 2022, colonia Las Flores, Juchitán, Oaxaca

 

 

Publicaciones relacionadas

Your reaction

NICE
SAD
FUNNY
OMG
WTF
WOW
Botón volver arriba