La fotografía captura el instante y la libra del eterno fluir del tiempo y de la muerte. Ese instante congelado es la medida base del tiempo: el ahora, ni antes cuando ya es pasado ni después con un futuro que se pospone eternamente. La imagen del ojo fotográfico, es un recuerdo, una constancia del tiempo.
Armando Vásquez en su oficio de fotógrafo ha capturado miles de imágenes y es la primera vez que expone una selección de ellas con el tema de la fiesta: Saa Guidxi. La selección ha sido ardua y difícil, cuando Armando no se ha fijado una temática para realizar sus tomas, teniendo un amplio archivo de temas diversos y de los muchos lugares que ha viajado en su sed de imágenes, desde los países andinos hasta el caribe.
La fiesta es el centro de atención de fotógrafos, desde los que se dedican al oficio de retratar los eventos sociales hasta los grandes artistas de la lente que han desfilado por la región como Graciela Iturbide, Héctor García y muchos más. La fiesta prodiga momentos íntimos como el rapto, ceremoniales como la peregrinación a los lugares sagrados, hilarantes como el momento álgido de cualquier fiesta.
El fotógrafo de la Quinta Sección nos ofrece su propia visión de la fiesta. Los momentos captados nos transmiten la sonoridad de los sones y las piezas típicas bajo la sombra de la fiesta, con el brillante acabado de los saxofones de nuestros músicos locales.
La embriaguez de las mujeres que acuden a la batalla y el debate entre familias, cuando cumplen con la visita a sus respectivas casas durante la ceremonia del rapto, se enfrascan en la bebida espirituosa: “güe ti gue” y entonces se vacía la pequeña botella de cerveza como se puede terminar la vida en unos segundos.
Desde las fotografías de Armando nos llegan los gritos jubilosos, de triunfo del sexo femenino, en lo único en que las familias rivales confluyen; lo fálico sucumbe a la vagina, ese receptáculo que recibe al hombre y por donde germina la vida, es entonces este momento a la vez íntimo y público: ganna guie’ ganna guidxi (que lo sepa la flor y las multitudes) un festejo a la existencia pasajera en este mundo terrenal.
En las imágenes de Saa Guidxi hay un eterno fluir y caminar por las calles y avenidas en las precesiones de los convites, el discurrir por en medio de la fiesta con el cartón a cuestas, para entrar al microuniverso de la cerveza que se tira a los pies, de los platos de viandas que llegan a tres pisos, de la mujer y el muxe’ que en medio de la pista se contonea mientras equilibra la cerveza rebosante. La fiesta es la filosofía zapoteca: come y bebe que la vida se acaba y no hay nada que edificar ante la muerte, salvo la alegría de vivir.
Gerardo Valdivieso Parada
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