Por: Ana Beatriz Muñoz Valdivieso
Allá por los años 70. Llegaban a Juchitán algunas familias oriundas Del Valle de Oaxaca. Su vestimenta distinta a la nuestra los delataba. Venían en grupos o familias. Ocupaban las casas abandonadas, típicas de esta Región. Estas familias se dedicaban a elaborar diferentes productos. Los hombres elaboraban las ricas nieves típicas de aquella Region Oaxaqueña, las mujeres elaboraban las ricas tortillas, enormes como las Del Valle. Algunas familias se establecieron, en distintos puntos de esta ciudad. Una de estas se establecieron en lo que hoy es el deportivo “Che Gómez”. Esta familia estaba conformada por doña Paula, don Miguel y sus cuatro hijos, dos hombres y dos mujeres. En este lugar existió una enorme casona típica que contaba con una gran cantidad de árboles de mango. Era un patio donde los niños tenían la oportunidad de divertirse, Aún recuerdo la cocina de doña Paula, que consistía , en un enorme fogón, donde no faltaba la olla negra de café, aun, recuerdo a doña Paula, moviendo las manos habilidosamente, ofreciéndome sus ricas tortillas con chapulines. Se sentía el calor de hogar. Eran tiempos donde la pobreza en Juchitán era extrema. Sin embargo la felicidad y la tranquilidad era lo que sobraba. Estos visitantes llegaron a sumar en la vida de los habitantes de esta ciudad. Fueron los eternos acompañantes de esta tranquila comunidad juchiteca.
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